viernes. 22.11.2024
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Hay pocas mentiras tan burdas en el fútbol como la frase hecha que sostiene que los árbitros a veces se equivocan a favor y otras veces en contra, y que esa ecuación da casi un 50 y 50 de errores y aciertos para cada camiseta.

Los pitos no tienen la misma vara ante todos los clubes -hay que ser medio verde para creer lo contrario- y San Lorenzo desde hace un tiempo viene sufriendo arbitrajes muy desfavorables, que hacen ruido en la interna del club y preocupan al entrenador, pero nadie termina de alzar la voz o de hacer los deberes donde corresponde.

En lo que va de la reciente Copa Liga Profesional, San Lorenzo tuvo tres arbitrajes que lo perjudicaron: esto representa el 100 por ciento de las veces que salió a la cancha. Aclaración importante: esto nada tiene que ver con el pobre nivel del equipo de Pedro Troglio. Que nos cuesta dar tres pases seguidos es verdad, pero eso no debería eclipsar que nos están tirando a matar.

En la primera fecha contra Banfield, en el Sur, Germán Delfino no sacó una sola tarjeta amarilla para los locales. Fue curioso porque el equipo de Diego Davobe recurrió sistemáticamente a cortar con falta todas las réplicas azulgranas, fue una estrategia premeditada y que insólitamente no tuvo castigo. Fueron 14 infracciones, varias violentas y desde atrás, pero ninguna merecedora de amarilla según el juez.

En la segunda fecha, contra Gimnasia en La Plata, la poca inteligencia de Yeison Gordillo le facilitó la tarea a Fernando Echenique, que lo expulsó antes del cierre del primer tiempo. Es verdad que es contrafáctico, pero no tengo dudas de que con otra camiseta no se iba a las duchas por una falta menor como la que valió la segunda tarjeta. En el gol, aunque no fue tan fácil de apreciar, la pelota pega en la mano de Tarragona antes de que fusile a Sebastián Torrico.

Contra Defensa y Justicia, Leandro Rey Hilfer y sus líneas hicieron de todo: no vieron un offside de un metro en la jugada del segundo gol y cobraron un penal en contra del Ciclón por una mano que fue 50 centímetros afuera del área.

Insisto, se juega mal, pero siempre se equivocan en contra y para eso tiene que pesar que a San Lorenzo no lo quieren desde AFA. El propio Matías Lammens declaró que si tenía que pasar por la puerta de la sede de la calle Viamonte prefería caminar de más para evitarlo, y Marcelo Tinelli está en guerra con casi todo el mundo: con el Chiqui Tapia no se quieren ni un poco y en la Liga Profesional lo llevaron a convocar a unas elecciones de emergencia para revocar su mandato. Nada de eso es gratis.

Un poquito más atrás, la tarde en la que el equipo de por entonces Diego Monarriz se quedó afuera de toda chance de jugar la Copa Sudamericana, contra Aldosivi en Mar del Plata, Fernando Rapallini no le cobró el penal más grande del campeonato, por una mano alevosa de Fabricio Coloccini a cinco metros de su posición. Después obvió otro por una infracción del propio zaguero a Gordillo y para completarla expulsó mal a dos jugadores del Ciclón.

Ahora se viene Argentinos en La Paternal, el equipo de Cristian Malaspina, el dirigente más opositor a Marcelo Tinelli en toda la Liga Profesional y el candidato de la AFA para sucederlo en la presidencia. Dirige Patricio Loustau. Están avisados...

 

El otro problema de San Lorenzo: los árbitrajes y la pésima relación con AFA
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