Por fin se terminó la novela, y en este caso con final feliz para San Lorenzo. Luego de varios meses del fin de la actividad oficial, y con Torrico retirado, y Batalla finalizando el préstamo, todos los cañones apuntaron a quién debía ser arquero para la temporada que se inicia, en la cual habrá mucha actividad y torneos nacionales e internacionales (la Copa Sudamericana).
Como siempre sucede durante los períodos de pase, la danza de nombres fue incesante, especialmente en ese puesto tan importante en un equipo, ya que sin la continuidad de ninguno de sus dos arqueros que alternaron en el 2022, solo se contaba con el regreso de José Devecchi como alternatíva, e incluso sin tener confirmado aún si va a continuar en la institución.
Uno de los nombres que más sonó fue el de Rodrigo Rey, que se sabía que iba a quedar libre en Gimnasia y Esgrima La Plata, pero Independiente se movió más rápido y se quedó con la ficha del jugador.
Guido Herrera, de Talleres, fue otro de los que sonó, pero las pretensiones del equipo cordobés quedaron muy lejos de los flacos bolsillos de San Lorenzo. Facundo Altamirano, de gran año en Patronato y ahora de regreso en Banfield, fue otro por el cual hubo interés, y de hecho hay una oferta concreta a Banfield por un porcentaje de su pase.
Pero desde el principio había un arquero que era el preferido del Gallego Insúa y que es quien finalmente se quedará con el arco de San Lorenzo. Y no es otro que Augusto Batalla, quien se pensaba que iba a continuar su carrera en River Plate, el dueño de su pase, pero que no fue tenido en cuenta por Martín Demichelis para la pretemporada de los Millonarios.
Eso destrabó la situación y permitió a San Lorenzo renovar el préstamos por un año más y de esa manera asegurarse al jugador que luego de competir contra Torrico por el puesto en la temporada anterior, terminó siendo el titular de Insúa gracias a sus buenas actuaciones.
Por ahora Batalla seguirá un año más, ya que el préstamo se renovó por esoe plazo.