San Lorenzo cayó de modo inapelable ante Independiente del Valle por 2 a 0 en Quito y se complicó en la Copa Libertadores de América.
El partido se abrió rápidamente por un penal absurdo cometido por Malcom Braida y se terminó de definir cuando tras un rebote de Altamirano, el equipo ecuatoriano aprovechó para marcar el segundo.
Tras ese 0 2 en el primer tiempo los locales se dedicaron a aguantar el resultado y regularon el ritmo, pudiendo haber convertido algún gol más.
Lo de San Lorenzo fue realmente un papelón, no demostrando absolutamente nada y con cambios absurdos. Pero sinceramente, ¿alguien podría esperar otra cosa?
El equipo es un desastre desde el segundo semestre del año pasado, fracasó rotundamente en las dos Copas de La Liga, no le gana a nadie, y si sigue en esa senda en breve estaremos animando la tabla de los PROMIEDOS. A este ritmo no cabe duda que volveremos a pelear el descenso en breve.
Y ya es hora de terminar con Insúa, el técnico que precisamente nos salvó del descenso, logró clasificarnos para la Copa Sudamericana, este año para la Libertadores, pero que hace un año que no muestra nada en la cancha.
San Lorenzo no juega a nada, ayer luego del 0 1 arma una línea de 5 defensores que se plantan adelante de Altamirano y que hacen que el equipo quede completamente estiraro y que pierda el mediocampo, y que los delanteros queden perdidos solos arriba.
Al equipo no se le cae una idea, no arma una jugada, no tiene ninguna preparación con pelota quieta, no tiene sorpresa y los goles pueden llegar por alguna patriada de Bareiro o por algún cabezazo en un centro. Nada más.
Los cambios de ayer no los vamos a comentar porque ya a esta altura es ridículo pegarle a La Roca Sánchez, que no tiene ninguna culpa de que permanentemente sea incluido en el equipo, y que además ayer no fue de los peores.
Pero los constantes cambios de esquema y de jugadores en medio del partido demuestran una improvisación total, una falta absoluta de planificación y una apuesta a lo que sea, como cuando se intentó jugar al pelotazo con 3 nueves en otros partidos.
Si sale sale, pero por lo general esas cosas no salen.
Hace un año que somos un desastre, le ganamos lastimosamente 1 a 0 a Independiente de Chivilcoy gracias a un zapatazo salvador de Tarragona. El año pasado fuimos avanzando así en la Copa Argentina ante rivales paupérrimos y en la semifinal cuando había que salir a pasar por arriba a Defensa y Justicia regalamos la cancha con la famosa línea de 5 y jugamos a ver que pasaba. Y lo que pasó fue que nos metieron un gol y perdimos la chance de jugar la final.
Contra Boca encontramos un gol por una magia que Bareiro sacó de la galera y de nuevo, los 11 metidos atrás a ver que pasa. Y lo que pasó fue que Boca nos ganó. Después del segundo gol de boca faltaban 12 minutos, 7 de partido y 5 de descuento, y no hubo ni una idea de cómo hacer para tan siquiera acercarse al arco rival.
Es hora de cambiar, no da para más seguir regalando prestigio y rifando nuestra historia con un esquema amarrete y cediendo protagonismo a equipos chicos que se hacen fuertes en el Nuevo Gasómetro.
En la Copa de La Liga jugamos 15 partidos, y solo ganamos tres, ni uno de visitante, .No le ganamos a nadie.
¡Basta! ¡Hay que tomar decisiones y cambiar ya!