Jean Cardoso de Oliveira, más reconocido como Edilio Cardoso, es un futbolista que supo jugar en San Lorenzo de Almagro con un breve paso en 2005 por el Ciclón. Antes habiendo jugado también de manera muy breve en Boca Juniors en 2003, saliendo de las inferiores Xeneizes compitiendo en el puesto de centroatacante con Mauro Boselli. Luego de Boedo, terminó jugando en el ascenso argentino hasta retirarse en 2018 en Satsaid.
Hoy en día, Edilio Cardoso está lejos de los campos de juego y en una entrevista para Infobae relata cómo dejó de ganarse la vida con el fútbol, fue apuñalado y vive siendo guardia de seguridad.
Jugó en San Lorenzo y Boca, lo apuñalaron y ahora es guardia de seguridad
“Me apuñalaron en el hígado, me tuvieron que abrir y limpiar. Encima, me dejaron las tripas pegadas. Eso provocó que demorara un poco más la recuperación, ya que estuve ocho días internado y ocho meses sin poder jugar. La primera operación no sirvió para nada y prácticamente de la panza me sacaron un alien (risas). Gracias a Dios el médico me salvó la vida. Pero Boca me desacreditó totalmente”, relató Cardoso.
Luego agregó: "Me retiré en el 2018 y con mi familia nos volvimos a Brasil, a vivir a Florianópolis. Trabajo de noche como vigilante de seguridad en un predio privado. Gracias al fútbol logré este laburo, ya que te va abriendo puertas. No me preparé para el final de mi carrera ni tampoco hice plata para salvarme. A esta altura, no queda otra que laburar. Unos amigos me dieron una mano y nos vinimos para Florianópolis. Hace tres años y medio que estoy viviendo acá. Me vine por un tema económico. Santa Catarina es una de las provincias que mejor está económicamente y está creciendo mucho. Cada vez viene más gente a vivir acá. Mis chicos no sabían lo que era jugar en la calle porque en Argentina no podían. Mi nene casi no vivió eso. Estuvo en un departamento, con un teléfono y la Play. Para mí, eso no era una infancia. Acá, juegan y salen a la calle todo el tiempo".
Sobre su economía Cardoso dijo: "No hice un colchón de dinero, porque en el Ascenso es complicado. Entre que te quedaban debiendo meses y te firman un contrato en negro es difícil hacer un colchón de dinero. Me retiré a los 35 años en Berazategui y fue una decisión un poco tempranera, pero ya estaba cansado del esfuerzo y la exigencia de este deporte. La plata ya no era la misma y me debían seis meses. Como no me alcanzaba, trabajé en un Uber para complementar. Cuando salí de Berazategui, hubo una posibilidad de renovación de contrato. Recibí ofertas, pero la plata era muy poca y no me convenía, así que no valía la pena continuar con futbolista. Arranqué en Flamenghino de Alegrete, mi lugar de nacimiento. En 1997 estuve un mes en el Club Juventud Unida de San Pablo, pero luego hubo un problema con la dirigencia y tuve que irme. Tras dos años sin jugar, a los 18 se generó la posibilidad de venir a Buenos Aires para probarme en Boca, club en el que no llegué a tener contrato porque era chico pero tuve el honor de debutar en Primera y luego sufrí varias lesiones. Cuando jugaba para Flamenghino participé en el torneo Efipan de mi país. En dicho campeonato competían equipos locales y argentinos traídos por el observador de talentos, Ramón Maddoni. Entonces, él trabajaba con Boca y le pidió al presidente del club brasileño dos jugadores para llevarlos a probar al Xeneize, uno categoría 83, por eso me mandaron a mí, y otro 84 que fue Eduardo Nunes, que terminó jugando en Gremio. Cuando llegamos en noviembre de 2001, nos mandaron a una pensión en Villa del Parque en la avenida Nazca y nos abandonaron por dos días".
De sus inicios en Boca comentó: "Jugué un partido en la Primera, en la derrota contra Rosario Central por 7 a 2 por el torneo local. En ese momento era dificilísimo jugar en ese equipo porque tenía como competidores a Antonio Barijho, al Chango Moreno, al Pollo Herrera, al Chelo Delgado, a Guillermo Barros Schelotto, Carlos Tevez, Pipa Estévez y a Julio Marchant, entre otros. La verdad que se me hizo difícil hasta desarrollarme en Reserva. Pero siento que tuve oportunidades y las aproveché. Debuté contra el Canalla en Rosario y a pesar del desastre que éramos como equipo, entré, le di un pase a Jonathan Fabbro y anduve bien".
De su paso por San Lorenzo dijo: " A los seis meses pasé a San Lorenzo, donde cobré linda plata, pero era chico y capaz que no estaba con los pensamientos ajustados (risas). Tuve revancha, pero también jugué un solo partido en la máxima categoría y varios en Reserva. Me faltó un poco suerte porque al principio Héctor Veira no me dio bola ya que me llevaron como una apuesta y el entrenador prefería apostar a los experimentados. Cuando empezó a verme jugar se dio cuenta de que tenía condiciones. El día que me puso ya era tarde porque el equipo pasaba un mal momento y no le ganaba a nadie. Me hizo debutar contra Argentinos Jrs en la derrota por 2 a 0. Estuve en cancha durante 60 minutos pero cuando el Santo pierde por la Copa Libertadores queda eliminado, echan al Bambino y asume Gabriel Rodríguez, a quien tuve en Reserva. Cuando asumió, lo primero que hizo fue separarme del plantel y me tuve que ir. Sí, no me cuidaba tanto y encima me agarró una especie de rebeldía. Cuando llegué a Boca era chico y me cuidaba. Ese club me pagaba 300 pesos, mi representante otros 300 y con esto me alcanzaba para las cosas del día a día, pero para nada más. En Boca nos daban de comer pero necesitaba ropa, jabón por ejemplo. En tanto, en el Ciclón estaba enfocado y metido pero me decepcionó; Rodríguez me limpió de una manera que me dolió anímicamente. Luego, me fui a Defensores de Belgrano y los entrenadores Ricardo Giusti y Eduardo Lagunas me sacaron cuando estaba bien. A partir de ese momento, me agarró una rebeldía y comencé a hacer cagadas. Llegaba a entrenar amanecido porque me empezó a gustar la joda, salía mucho hasta qué conocí a mi esposa y me acomodé bastante. Pero fueron dos o tres años en los cuales no fui tan profesional, los regalé".
Luego relató sobre su actualidad: "Comencé a trabajar en una obra en construcción de albañil durante un año. Luego, ingresé como ayudante en una empresa de camiones, haciendo entregas para un corralón de materiales. Allí estuve durante 15 meses hasta que me contrataron como vigilante. Hoy, gano mucho mejor en un trabajo que es más tranquilo y laburo 12 x 36. Además, junto a mi mujer y dos socios más abrimos un bar".