Por más previsible que haya podido ser esta eliminación en Copa Sudamericana, no deja de doler y así será por un tiempo. Por un montón de factores nos duele... Porque queremos a San Lorenzo, porque estuvimos siempre en partido, por ese travesaño maldito que devolvió el tiro del Perrito Barrios y pudo poner la serie 2 a 0 y porque quedó flotando en el aire la sensación de que, con dirigentes comprometidos, se podía haber seguido adelante y ser serios candidatos.
Rubén Darío Insua ya tenía un plantel corto cuando arrancó el año, que contó, entre otras cosas, con la salida de su 5 titular, Juan Ignacio Méndez. Pero luego fue soportando un desmantelamiento brutal y descarado. Desde enero se sabía que este equipo iba a perder a un puntal como Federico Gattoni y no fueron capaces de reemplazarlo. A él se sumaron Andrés Vombergar, otro titular indiscutido para Melena, y últimamente Agustín Martegani, una pieza importante de recambio
Esta dirigencia fue incapaz de poder anotar un solo refuerzo para la Sudamericana y a la hora de deslindar responsabilidades le echaron la culpa a la Federeción húngara por los papeles de Carlos Auzqui. Y miren que tuvieron tiempo, hasta despilfarraron la posibilidad de hacerlo en los playoffs contra Independiente de Medellín. Ni hace un mes, ni ahora. Porque salieron otra vez a intentar "reforzar" al plantel con descartes de otros equipos, con jugadores grandes sin poder de reventa y con otros con repesca cada seis meses y sin opción de compra. Así negocian, así quieren a San Lorenzo.
Todo esto se debe a que hicieron todo tan mal que no tienen un peso, porque tampoco tienen ideas y mucho menos vergüenza.