El segundo paso de Rubén Darío Insúa como DT de San Lorenzo tiene como marca registrada el hecho de haber reinventado a varios jugadores que parecían con la suerte echada en el club. Con Melena, Augusto Batalla se adueñó del arco, la Coca Zapata se consolidó en el fondo, Malcom Braida terminó ovacionado como número 3 y el Perrito Barrios fue genio y figura.
De cara al 2023 el entrenador azulgrana apunta a levantar a otros que quedaron en deuda o no tuvieron tantas oportunidades. Hace una semanas atrás Insúa destacó que los pibes Luis Sequiera y Agustín Martegani eran dos a los que quería ver más en cancha y con un rol más preponderate.
Ahora a la lista de sumó Gonzalo Maroni, quien llegó a mediados de año a préstamo sin cargo y sin opción desde Boca Juniors. El mediocampista, de 23 años, todavía no pudo mostrar el nivel que tuvo en sus primeros juegos en el Xeneize y en Talleres de Córdoba.
“Gonzalo tuvo poco juego en Atlas. Creo y deseo que con una buena pretemporada nos pueda dar lo que él naturalmente tiene, como conducción de pelota y buen pase”, destacó Insúa en diálogo con Olé.
Lo cierto es que Maroni, que tiene contrato por un año más, hasta el momento lleva disputados ocho partidos con la azulgrana, en los que todavía no convirtió ni dio asistencias. ¿Podrá dar vuelta la historia?
